Escrito del decano en el Diario de Tarragona del domingo 5 de octubre de 2008
El Espacio Europeo de Educación Superior.
Statu quo de la Ingeniería en España
La oportunidad de encajar con acierto el nuevo modelo de Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) se está desperdiciando por la incapacidad de algunos dirigentes políticos. La endogamia de algunos rectores de las universidades españolas y la actitud conservadora de los ingenieros industriales de segundo ciclo son la causa principal.
La Declaración de Bolonia (19 de junio de 1999) y los acuerdos de Berlín, Praga, Bergen y Londres enmarcan el pacto para la armonización en Europa del Espacio Europeo de Educación Superior. La Declaración define la voluntad y decisión de los países de la Unión Europea de crear un espacio común para el desarrollo de la educación superior en Europa en el que se priorice la calidad de la formación, la facilidad de entrada de los titulados en el mercado laboral, la homogeneización de las titulaciones en todo el territorio de la UE y la movilidad profesional.
Bolonia es la voluntad de cambiar el modelo de enseñanza decimonónico Sorbona por el modelo anglosajón que tan buen resultado está dando en Estados Unidos. Modernidad, flexibilidad, transparencia y competencia son los valores que se proponen para potenciar las competencias técnicas, tecnológicas y científicas de los ingenieros europeos. En 2005, con Carles Solà al frente del departamento de Universidades, Investigación y Sociedad de la Información, parecía que Cataluña afrontaría coherentemente la oportunidad inmejorable y única para definir lo que deberá ser la educación superior. En ese momento, se apostaba por una enseñanza basada en el conocimiento y la formación continuada como fundamentos principales de la reforma universitaria. Actualmente, sin embargo, todos estos propósitos se han convertido en humo.
El pasado 16 de junio, el Congreso de Diputados, la ministra de Ciencia y Educación, Cristina Garmendia, reconoció que el esfuerzo por integrar la universidad al EEES no había sido óptimo y que requería una reflexión para saber qué y quién había fallado.
El Ministerio de Ciencia e Innovación ha presentado unos documentos de reforma de los estudios de ingeniería elaborados por una comisión de rectores universitarios, y asumidos por el Ministerio, que vulneran la letra de la Declaración de Bolonia y la legislación actual que desarrolla el compromiso suscrito por el Gobierno del Estado.
La propuesta, extremadamente conservadora, reflejada en estos documentos mantiene, bajo la apariencia de cambio, una situación regresiva respecto a la actual: aprovecha la coyuntura para reforzar el concepto de ingeniería de clase manteniendo el statu quo, vaciando de contenido el título de Grado y derivando competencias hacia el título de Master. Esta propuesta supone una auténtica estafa social.
La posibilidad de posicionarnos en un buen nivel de excelencia en ciencia y tecnología en los estudios de ingeniería, de acuerdo con la filosofía y el espíritu de la Declaración de Bolonia, está desvaneciendo debido a la miedo de hacer cambios en el modelo actual de enseñanza superior.
Nos quejamos de la desafección de los estudiantes para las carreras de enseñanza técnica, de la falta de ingenieros, de las dificultades de las empresas para cubrir puestos de trabajo y de los déficits de I + D + I pero ... no sería mejor exigir valentía para aplicar el espíritu de Bolonia?
Defendemos una única ingeniería. La reforma universitaria que se pide en Europa debe ser una reforma estructural, no coyuntural. No pueden seguir coexistiendo independientemente dos carreras. Hay valentía para hacer frente a la situación de indefinición transitoria actual.
La correcta definición de los contenidos académicos de los títulos de Grado y Máster marcarán las atribuciones profesionales.
El borrador de propuesta del Ministerio que el Consejo de Colegios de Ingenieros Técnicos de Cataluña (CCETIC) y el Consejo General de Colegios de Ingenieros Técnicos de España (COGITI) tienen sobre la mesa tiende a consolidar el modelo actual. A los títulos de grado (240 créditos? Cuatro años de estudios) se asocian las atribuciones de los actuales ingenieros técnicos industriales y se pretende que con un grado paralelo sin atribuciones y en una denominación aún no establecida permita acceder a un título de Master de uno o dos años, (240 + 60/120 créditos - cinco / seis años) asociado a las atribuciones del actuales ingenieros industriales.
Es inadmisible que la reforma universitaria de la ingeniería relegue el título de Grado y se siga defendiendo seguir manteniendo dos carreras, es decir, no cambiar nada - mientras que en Europa tienen una única titulación -, con un aumento del coste social y económico evidente que no aporta a cambio ningún beneficio, una reforma que no puede ser asumida, de ninguna manera, por la sociedad.
La educación es básica para la sociedad. La técnica es vital para un país. Si las cosas no se reconducen habrá que actuar en consecuencia para evitar que se engendre un híbrido sin futuro.
Santiago Crivillé y Andreu
Decano del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Tarragona.
Consejero del CCETIC
Miembro de la ejecutiva del COGITI
El Espacio Europeo de Educación Superior.
Statu quo de la Ingeniería en España
La oportunidad de encajar con acierto el nuevo modelo de Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) se está desperdiciando por la incapacidad de algunos dirigentes políticos. La endogamia de algunos rectores de las universidades españolas y la actitud conservadora de los ingenieros industriales de segundo ciclo son la causa principal.
La Declaración de Bolonia (19 de junio de 1999) y los acuerdos de Berlín, Praga, Bergen y Londres enmarcan el pacto para la armonización en Europa del Espacio Europeo de Educación Superior. La Declaración define la voluntad y decisión de los países de la Unión Europea de crear un espacio común para el desarrollo de la educación superior en Europa en el que se priorice la calidad de la formación, la facilidad de entrada de los titulados en el mercado laboral, la homogeneización de las titulaciones en todo el territorio de la UE y la movilidad profesional.
Bolonia es la voluntad de cambiar el modelo de enseñanza decimonónico Sorbona por el modelo anglosajón que tan buen resultado está dando en Estados Unidos. Modernidad, flexibilidad, transparencia y competencia son los valores que se proponen para potenciar las competencias técnicas, tecnológicas y científicas de los ingenieros europeos. En 2005, con Carles Solà al frente del departamento de Universidades, Investigación y Sociedad de la Información, parecía que Cataluña afrontaría coherentemente la oportunidad inmejorable y única para definir lo que deberá ser la educación superior. En ese momento, se apostaba por una enseñanza basada en el conocimiento y la formación continuada como fundamentos principales de la reforma universitaria. Actualmente, sin embargo, todos estos propósitos se han convertido en humo.
El pasado 16 de junio, el Congreso de Diputados, la ministra de Ciencia y Educación, Cristina Garmendia, reconoció que el esfuerzo por integrar la universidad al EEES no había sido óptimo y que requería una reflexión para saber qué y quién había fallado.
El Ministerio de Ciencia e Innovación ha presentado unos documentos de reforma de los estudios de ingeniería elaborados por una comisión de rectores universitarios, y asumidos por el Ministerio, que vulneran la letra de la Declaración de Bolonia y la legislación actual que desarrolla el compromiso suscrito por el Gobierno del Estado.
La propuesta, extremadamente conservadora, reflejada en estos documentos mantiene, bajo la apariencia de cambio, una situación regresiva respecto a la actual: aprovecha la coyuntura para reforzar el concepto de ingeniería de clase manteniendo el statu quo, vaciando de contenido el título de Grado y derivando competencias hacia el título de Master. Esta propuesta supone una auténtica estafa social.
La posibilidad de posicionarnos en un buen nivel de excelencia en ciencia y tecnología en los estudios de ingeniería, de acuerdo con la filosofía y el espíritu de la Declaración de Bolonia, está desvaneciendo debido a la miedo de hacer cambios en el modelo actual de enseñanza superior.
Nos quejamos de la desafección de los estudiantes para las carreras de enseñanza técnica, de la falta de ingenieros, de las dificultades de las empresas para cubrir puestos de trabajo y de los déficits de I + D + I pero ... no sería mejor exigir valentía para aplicar el espíritu de Bolonia?
Defendemos una única ingeniería. La reforma universitaria que se pide en Europa debe ser una reforma estructural, no coyuntural. No pueden seguir coexistiendo independientemente dos carreras. Hay valentía para hacer frente a la situación de indefinición transitoria actual.
La correcta definición de los contenidos académicos de los títulos de Grado y Máster marcarán las atribuciones profesionales.
El borrador de propuesta del Ministerio que el Consejo de Colegios de Ingenieros Técnicos de Cataluña (CCETIC) y el Consejo General de Colegios de Ingenieros Técnicos de España (COGITI) tienen sobre la mesa tiende a consolidar el modelo actual. A los títulos de grado (240 créditos? Cuatro años de estudios) se asocian las atribuciones de los actuales ingenieros técnicos industriales y se pretende que con un grado paralelo sin atribuciones y en una denominación aún no establecida permita acceder a un título de Master de uno o dos años, (240 + 60/120 créditos - cinco / seis años) asociado a las atribuciones del actuales ingenieros industriales.
Es inadmisible que la reforma universitaria de la ingeniería relegue el título de Grado y se siga defendiendo seguir manteniendo dos carreras, es decir, no cambiar nada - mientras que en Europa tienen una única titulación -, con un aumento del coste social y económico evidente que no aporta a cambio ningún beneficio, una reforma que no puede ser asumida, de ninguna manera, por la sociedad.
La educación es básica para la sociedad. La técnica es vital para un país. Si las cosas no se reconducen habrá que actuar en consecuencia para evitar que se engendre un híbrido sin futuro.
Santiago Crivillé y Andreu
Decano del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Tarragona.
Consejero del CCETIC
Miembro de la ejecutiva del COGITI