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"Siempre he estado involucrado de forma activa en el Colegio, ya que tengo que reconocer que, para mí, ha sido una segunda casa, me la he querido mucho"

¿Cuándo comienza tu aventura en el mundo de la ingeniería y por qué etapas profesionales has pasado?

Formé parte de la primera promoción de la Ingeniería Técnica Industrial con el Plan YEYE, de los años sesenta, en Vilanova i la Geltrú. Mi primer trabajo fue en un taller de construcciones metálicas, en Roda de Barà. Después trabajé en la construcción de la central nuclear de Vandellós I, por la empresa francesa MACOSA y, al cabo de un año y pico, entré en la ingeniería francesa “SOCIA”, durante la puesta en marcha de la central . Posteriormente formé parte de Socaltra Española, en Vandellòs, realizando el mantenimiento de la central, y posteriormente, en la empresa de mantenimiento de plantas nucleares, MASA. También trabajé en la central Nuclear de Ascó y posteriormente afronté mi última etapa laboral en ENHER, como jefe de la central hidroeléctrica de Ribarroja de Ebro, hasta 1999, año de mi prejubilación a los cincuenta. cinco años.

¿Cuál es tu relación con el Colegio de Ingenieros Industriales de Tarragona? De 2000 a 2003 estuviste tres años implicado activamente como secretario técnico. ¿Qué significó?

Tarragona y, hasta hoy, a pesar de estar jubilado, me une una relación muy especial. Cuando me prejubilé en 1999, el decano de entonces, Joan Garcia Marquès, me propusieron ser el secretario técnico del Colegio. Hasta entonces, aquella figura no existía como tal y desconocía bastante su función. Pero a base de iniciativa, de esfuerzo, de contactar con el resto de secretarios de otros colegios, con los que acabamos en amistad, me fui formando y aprendiendo. Uno de los retos más importantes fue poner al día todo lo relacionado con el actual MUPITI, la mutualidad de los ingenieros, que cada vez cogió un mayor peso. Y sobre todo, en cuanto a aquellos colegiados y colegiadas que ejercían el ejercicio libre, para que pudieran estar cubiertos ante la administración. Era la alternativa a la seguridad social. También fui vocal de MUPITI más de diez años. Actualmente es un organismo muy relevante.

También has formado parte de la junta de gobierno del Colegio de Ingenieros de Tarragona y de la Asociación de Ingenieros Industriales de Tarragona.

Sí, siempre he estado involucrado de forma activa en el Colegio, ya que debo reconocer que, para mí, ha sido una segunda casa, me la he querido mucho. Con los decanos Joan Garcia Marquès, Santiago Crivillé y Anton Escarré tuvimos mucha amistad, y durante todos estos años también le hemos visto evolucionar en muchos sentidos, incluso en diferentes sedes. Recuerdo especialmente los encuentros de trabajo que hacíamos, los almuerzos que acababan uniéndonos aún más, la relación con los compañeros y el cariño con la gente que me rodeaba. Hoy en día todavía intento mantener el contacto con los que todavía están ahí. Esto ayuda a que la vida sea mejor. Si tienes la suerte de trabajar de lo que te gusta y poder vivir de lo que te gusta, ya lo tienes prácticamente todo.

Tenemos constancia de que eres un amante de la interpretación.

¡Sí, lo soy! Todo empezó con el grupo de los amigos que teníamos cuando vivíamos en Ribarroja. Tuvimos la idea hacer una obra de teatro con el objetivo de que la gente se riera y hacerles pasar un buen rato. Llegamos a estrenar más de una decena de obras y íbamos por los pueblos haciendo teatro amateur. Nos lo pasamos muy bien en esa época. Tengo que reconocer que en el escenario siempre he sido muy anárquico, no me gustaba que me dijeran qué debía hacer. Me gustaba improvisar mucho y si algún compañero se perdía, le ayudaba a volver al papel. Tengo muchas anécdotas que contar de aquella época.

También sabemos que has repartido ilusión y magia entre los niños.

Sí, qué recuerdos. Hice de paje real para celebrar esta fiesta dirigida a los hijos e hijas de los colegiados y colegiadas. Lo fui una vez en Tarragona y unos años más en Tortosa, ciudad de la que proviene mi familia y donde me hacía especial ilusión. Era fabuloso ver las caras de los niños cuando te daban la carta. Es una experiencia que nunca olvidaré, poder contribuir al bienestar de las personas.

¿Qué piensas de la ingeniería y su futuro?

El futuro de la ingeniería es enorme. Lo que falta es la preparación y que los planes de estudio estén de acuerdo con las nuevas ideas y el futuro. Estos necesitan evolucionar, como hace la sociedad, y la mejor forma de adquirir conocimientos es poder practicar. Es importante tener una buena base de estudios, pero también es primordial continuar formándose, actualizándose e renovarse con las charlas y cursos que se ofrecen. definitiva, no estar nunca arrestado.